martes, 28 de julio de 2020

Mal tiempo




Todo parecía tranquilo, pero olía a tormenta recién desatada. No necesitaba información del satélite para saber que, el huracán de mi hija Isabel estaría arrasando todo lo que encontrara a su paso. Había vuelto a recaer. Entré directamente en el baño, necesitaba descender la temperatura para no aumentar el calentamiento global. Aguanté la respiración y lloré hasta granizarme entera, que ya me llovían los ojos desde hacía rato. Me diría que no, mil veces me lo negaría, y al final, para evitarme el dolor de verla así, dejaría caer la nieve sobre la mesa de cristal.

Con este relato fuimos finalistas en el certamen Realidad Ilusoria. y todo antes del confinamiento, luego todo vendría a ser un poco más ilusoria la vida.


domingo, 10 de mayo de 2020

Un señor que corre



Cuando Marian se levantaba, la abuela llevaba ya un buen rato en el balcón con la mirada perdida en el cielo y el móvil, que casi no sabe usar, entre las manos temblorosas. “Que está bien, que de momento, ha tenido suerte” repite la abuela en cada llamada.
Suerte porque el destino quiso, que antes de que estallara el cataclismo, viajara a casa de su nieta Marian para ayudar a su madre, que estaba a pocos días de dar a luz y eso, según mamá, le ha salvado. Su abuelo, no pudo acompañarla, alguien debía quedarse al frente del puesto del mercado.
“Abuela, si es niño, lo llamaremos Cataclismo”
No entendía muy bien qué significaba cataclismo, pero a Marian le gustaba el sonido de esa palabra, y el tono dramático con el que la pronunciaba su padre, cuando hablaba con la televisión, porque su padre hablaba y mucho con los señores y señoras que aparecían en televisión y sin conocerlos, y como regañando a todos. En los últimos días, sobre todo, hablaba con expertos y de bichos. Su madre suele decir que le afecta el olor a lejía.
Bichos si es una palabra que conocía. Le gustaban los bichos, pero expertos aunque la escuchó cientos de veces, ni siquiera pudo dibujarla y su padre, cuando le preguntaba, sólo le decía que eran personas que sabían mucho o nada, de muchas o de ninguna cosa.
Su madre terminaba por apagar la televisión y esconder el mando a distancia y miraba a papá y después giraba la cabeza hacia el balcón y él entonces, se acercaba a la abuela y le preguntaba cosas: que cómo estaba, que si quería un refresco, o un vaso de agua fría, o si quería que la acompañase por la tarde a dar un paseo.
“Alguien, algún experto, probablemente, les había dado permiso para salir después de mucho tiempo” pensó Marian, pero su abuela no se movía de la silla y apenas dejaba el balcón o de mirar al cielo.
El que no tuvo suerte fue el abuelo, su padre le contó que le había picado un bicho de los que hablaban en televisión, un bicho pequeño, con corona y mucho veneno dentro. “No le cuentes esas cosas a la niña”, decía su madre y su papá entonces se enfadaba, pero sólo un poco, como un experto y ella dibujaba algo parecido a pequeños insectos con coronas como reyes de un universo fantástico.
Marian imaginaba el puesto del mercado vacío y preguntaba a su abuela, si alguien se ocuparía de la fruta, de dejarlas brillantes y bien colocadas…y su abuela apretaba el teléfono y soltaba algunas lágrimas que limpiaba con rapidez.
—Cuando sea mayor trabajaré en el puesto y así tú y el abuelo podréis descansar, pero debe ser nuestro secreto —susurró a su abuela —, como las monedas que le lanzamos al señor que corre. ¡Ay! Si mamá se entera de que le ayudamos…
A Marian tener secretos le gustaba mucho. Mucho más que las trufas que su madre hacía en el robot. “Estas trufas son una alhaja” decía su padre mientras dejaba caer sobre ellas una fina lluvia de virutas de chocolate. Alhaja es otra palabra que le encantaba. Cataclismo y alhaja. Llamaría a su nuevo hermano Cataclismo, decidido, así podría dibujar esa palabra,  y a su perro, el que le han prometido, lo llamará Alhaja, pero de momento, lo mantendrá todo en secreto, como el que guarda con su abuela sobre el hombre que corre y hace trucos, ese que dice la abuela que le recuerda al abuelo cuando era joven.
Esa mañana la abuela parecía más decaída que de costumbre
-¿Abuela porqué miras hoy tan triste al cielo?
-Porque espero un milagro, hija, un milagro. —Le respondió.
Tampoco conocía esa palabra, la abuela debía referirse a la magia que todos los días hacía frente a su casa el señor que corría. Su abuela siempre decía que le parecía un milagro que aquel hombre no estuviera ya encerrado. “Pero, es que corre como un galgo”. Le hubiera preguntado a su padre, como experto, pero era un secreto que debía guardar.
Las dos se quedaban mirándolo siempre que aparecía, la abuela le lanzaba algunas monedas y a Marian, su magia, o su milagro, la dejaban con la boca abierta, como en un cataclismo. El señor que corría llegaba todas las mañanas, giraba el cuello a un lado y a otro, lo estiraba, miraba a la abuela que le guiñaba un ojo y entonces empezaba a sacar cosas de su mochila.
Un día sacó montones de rollos de papel higiénico, pura magia,  para Marian y su abuela, un milagro, porque no podían caber tantos rollos en aquella mochila tan pequeña. Y cuando menos lo esperabas, la abuela tosía y él se lanzaba como un rayo a su deporte favorito, el maratón.
Otro día, se quedó mirándonos un buen rato, hasta que la abuela levanto el pulgar y el hombre puso la mochila boca abajo y volcó sobre la acera un montón de mascarillas, como las que se ponen los expertos. En segundos, estaba rodeado y no hubiera quedado ninguna, si no hubiera salido disparado como el viento.
“Es verdad abuela que corre como un galgo”.
Hoy al atardecer ha vuelto, sigue con sus números de magia, con sus milagros y esta vez saca de la mochila varios perritos, Marian corre a decirlo a su padre, quiere uno marrón, es precioso, es una alhaja, le dice.  De pronto, todo el mundo en las ventanas aplaude, Marian también, piensa que hasta hoy ha sido, con mucha diferencia, el mejor número, aunque el verdadero milagro sería que de pronto sorprendiera a la abuela y le alegrara el día sacando al abuelo del fondo de la mochila.

viernes, 17 de abril de 2020

La modista del Doctor- Finalista en REC




Habría cogido alguna vez un hilván, pero esto era otra cosa. Unir todas aquellas partes de los cadáveres intentando que no pareciera un cuerpo zurcido era una tarea realmente difícil. Darle un aspecto casi humano o conseguir que no provocara repugnancia mirarlo exigiría, además, un experto maquillador de muertos si quería hacerse un trabajo profesional. Pero las prisas no son buenas compañeras, la tormenta se acercaba y el doctor ya tenía las manos en el interruptor. Cuando el rayo cayó todos los pespuntes saltaron, los dobladillos se abrieron, los miembros volaron por los aires y tuvimos que volver a empezar.

Finalista semanal 

XII Edición de Relatos en Cadena (Finalistas)


Semana 16: Habría cogido alguna vez un hilván

Fecha: 21/01/2019 | Relatos recibidos: 647


Los caprichos del patrón - Finalista en Relatos en Cadena




Cuando se ausentaba de casa lo hacía siempre con noche cerrada. Sin hacer ruido recogía el vuelo largo de los vestidos que le regalaban, para no arrastarlos, y salía de puntillas, descalza, con los zapatos de tacón alto en la mano que solo se ponía cuando llegaba a la puerta de la casa grande. Allí la esperaban el señor y sus amigos. Era un relámpago de belleza pensaba su esposo que siempre se hacía el dormido y lloraba la deshonra en silencio.
Mañana su hija cumple los quince, un sirviente ha traído ropa de su talla y él por fin ha decidido cargar la escopeta.



Con este relato fuimos finalista semanal de Relatos en Cadena

Semana 17: Cuando se ausentaba de casa

Fecha: 04/02/2019 | Relatos recibidos: 1.244

lunes, 13 de abril de 2020

Heroínas del segundo izquierda


Anoche mientras dormía, cumplí catorce años y también mi cuarto día de retraso. Me gustaría contárselo a la asistente social, a la maestra, pero nadie pasa por aquí por la dichosa cuarentena. No serán servicios esenciales. Se lo hubiera contado a cualquiera que me hubiera cogido la llamada de urgencia, si hubiera llamado, si hubiera tenido un teléfono a mano.

Este confinamiento, este encierro en vida guardando un secreto como el mío se hace aún peor y pienso que soy una heroína por callar, por aguantar y quiero creer que todo pasará pronto y que, con un poco de suerte, Adrián el de la Pascuala, un muchacho decente pedirá mi mano pronto y podré salir de esta mazmorra, aunque realmente sé que sólo soy una niña cobarde, incapaz de levantar la voz o hacer alguna cosa que pudiera enfadarlo. No sé qué sería capaz de hacer. 

Lloro al ver en la televisión como la gente aplaude y no sé exactamente el motivo, imagino que me aplauden a mí, hoy es por mi cumpleaños y por mi esfuerzo por salir adelante, pero en este barrio esas cosas no suceden. Aquí no hay aplausos en las ventanas, ni pasa la policía, y las ambulancia se parecen más a un coche escoba que va retirando a los yonquis de las calles.

La primera vez sucedió hace algo más de un mes, aún se podía salir a la calle, los bares seguían abiertos y él los recorría todos antes de volver a casa. No se quitó ni la chaqueta negra de pana gruesa - que lleva siempre, haga frío o calor,- inundada en coñac, me puso a cuatro patas y cuando se desfondó persiguió a mi madre hasta dejarla inconsciente. Las demás veces prefiero no recordarlas.

No he tenido ningún regalo y el día ha seguido la rutina habitual. Ordené mi cuarto, llevé, como pude, a mi madre a su cama, recogí las botellas vacías, limpié los vómitos esparcidos por el suelo y guardé en la cajita de nácar las bolsitas de caballo. Lo que más me costó fue echar a los dos extraños que había traído mi madre en plena borrachera. Si él hubiera llegado, probablemente les hubiera rajado el pecho y hubiera tirado los cuerpos por el balcón- aunque hacía ya varios días que no aparecía por casa- y aquí nada hubiera pasado. Aquí hay otra ley, otras normas, sin mascarillas, aquí el virus de la televisión no tiene cojones a cruzar la calle principal.

Pensando en estas y otras cosas, en menos de una hora la casa relucía . Era miércoles, día de colada, así que puse en una bolsa grande de basura toda la ropa sucia y bajé a la lavandería. Un local cochambroso con lavadoras oxidadas que por unas monedas te quitan el marrón. No había cola solo mi vecina Sarini, "La Cara Cortá", con la barriga cada vez más grande, y su madre, "La Piruja", de la que decían que se había cargado a sus dos maridos y a un novio de su hija con una faca, sin temblarle un pelo. Me saludaron y no pararon de hablar en voz baja.

Sarini, a mitad del centrifugado me preguntó algo sobre mi padre. La gente en el barrio no la mira a la cara, la cicatriz que arranca en el labio y le recorre la mejilla impresiona, pero a mí no me da miedo y más, desde que supe que era otra víctima de mi padre. Sentía por ella una mezcla de asco, al imaginar que ese hijo que esperaba fuera de él, y pena. Pena por ella porque sabía lo que le esperaba, y le dije que no sabíamos nada de él desde hacía unos días.

Su madre se acercó y mirándome fijamente a los ojos me dijo que mejor, que era un malnacido, y que mejor muerto. Estas últimas palabras resonaron en el silencio que surgió de repente al pararse al mismo tiempo todas las lavadoras.

Las dos empezaron a recoger la ropa y al pasar las prendas al capazo cayó al suelo, de entre las sábanas, la chaqueta negra de pana gruesa, manchada con sangre. En cierto modo, ellas eran para mí las verdaderas heroínas del barrio, las que quizás nos han liberado del virus, las tres nos miramos cómplices y yo volví a manchar. Antes de salir me lavé bien las manos, aunque sólo fuera por protegerme.



lunes, 14 de mayo de 2018

Los sorprendentes síntomas de la disfunción del lóbulo temporal

Aquel día desperté abrazado al cadáver de mi amante. No era mi primer crimen, pero sí la primera vez que dormía con un muerto toda la noche. Lo había conocido el día anterior, como a los otros. Unas copas, alguna droga excitante, una negociación apresurada y la entrega al sexo violento. La sangre seca nos mantenía pegados, pecho con pecho, mejilla con mejilla. Algo de mi piel y de mi barba quedó en su cara cuando tiré para separarme. Marqué el número de la recepción y les dije que me quedaría, al menos, una noche más. ¿Me estaría enamorando?

Participamos en La Copa de ENTC. 
Una nueva edición de este interesante concurso de microrrelatos..

jueves, 1 de marzo de 2018

PASA PALABRA, Finalista en Wonderland


—Al otro lado del mundo, contiene la A.
—¡Antípodas! responde la concursante y ella, al mismo tiempo, y siente como un agua tibia chorrea por las piernas a borbotones, pero no cambia de canal.
—Con la C, estrechamiento.
—¡Contracciones! Y ahora grita y piensa que no es un buen momento, que tiene mucha ropa por planchar, que su marido está por llegar y la cena sin hacer.
—Miedo, responde sola la concursante que llora de alegría, al completar el rosco. Ella suelta unas lágrimas y mira fijamente al bebé que sale sin avisar y se abraza al mando a distancia.



Este micro fue finalista en el certamen Wonderland de Radio Nacional 5.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Amores imperfectos


—Le robas el beso y sales corriendo.
—¿Estás seguro? Mira que yo corro poco con mi bota ortopédica.
—Bueno, pues le robas el beso y no te mueves, la miras fijamente a los ojos.
—Pero ¿no ves, que con estas gafas de culo de vaso no sabrá dónde miro?
—A mí, me dio resultado.
—Claro porque la besaste en la nuca, eso no vale. Yo quiero su boca, quiero hacer como en las películas, separar mucho los labios, sacar la lengua…
—¡Para! ¡frena! ¿La lengua? ¿Pero tú sabes lo que dices? ¿Y sentir el tacto frío de sus brackets? Puajj 


Nota: Con este relato hemos estado una vez más en la final semanal del estupendo programa de microrrelatos de Wonderland de RNE Radio4 dirigido por Rosa Gil.
Un saludo desde aquí y otro día pongo el enlace para que os lo creáis que ahora no funciona :)

sábado, 2 de diciembre de 2017

Madame Dubois. Un ser mágico en el tercero izquierda.

El despertador da las instrucciones: abrir los ojos, aunque los dos llevan un buen rato desvelados. Girarse ambos para adoptar la postura de la cucharita, una forma más de estimular el cariño y la ternura, porque poco más puede hacerse un martes a las siete de la mañana. Dar un suspiro, largo y profundo, que cesa con la alarma cuarto milenio.


El despertador, incluso apagado, sigue marcando los tiempos. Ella se levanta, más enérgica, él con movimientos aún soporíferos, de hecho, si de él dependiera, ni se movería de la cama.

Ya en la puerta, la vuelve a besar, pero sin mirarla a los ojos, le da vergüenza. A los niños los dejará en el colegio y promete no acabar en el bar con el resto de los compañeros despedidos.

Ella, acelera, sube las camas plegables, esconde los muñecos de peluche, cubre las paredes con un mural de papel que cae del techo con pirámides y constelaciones, enciende el incienso, coloca la mesa lejos de la ventana, en la penumbra, y la bola de cristal en el centro. El timbre suena a las nueve en punto, entonces, se ajusta la túnica, el falso ojo de cristal y abre la consulta.

Participación en la web ENTC,para el tema "seres mágicos

martes, 31 de octubre de 2017

Mal de ojo.

Yo no estoy loco, solo tengo mala suerte, y aunque así fuera, ¿quién no lleva alguna locura dentro? También puedo definirme como osado, aventurero y valiente, rasgos que, por otro lado, son totalmente deseables en un artista porque, aquel que no rompe en el arte, muere esperando su oportunidad.
A mí se me presentó aquella noche en que acepté el encargo de Mr. Robson. Tenía hasta la salida del sol para hacerle un retrato a su mujer. Pagaba una buena cantidad de dinero que gastaría en materiales, en mujeres y en brandi.
Me instaló en la habitación, la iluminó con velas y comencé a pintar aquel rostro ya afilado, macilento y con un ojo cerrado, según el marido desde que nació. Decidí darle al retrato un toque personal y la pinté con los dos ojos abiertos para que pudieran imaginar, cómo hubiera podido ser todo, con otra mirada. Entré con ella en el ataúd y lo cerré, quería conocer la verdadera intensidad del negro. Parece que la bebida se tornó en fatiga. Cuando el asistente de la funeraria echó la llave, desperté. La mujer abrió un ojo reseco y oscuro, quizás por primera vez. Desde entonces no levanto cabeza.

Colaboración mensual en la web ENTC tema los artistas

miércoles, 30 de agosto de 2017

Que te den Galileo

La cena fría, tirada con desgana sobre la mesa sucia, como ayer, y antes de ayer. No se atrevió a tocar nada. El galope de los caballos coceando su estómago. La llamó varias veces, gritó su nombre, pero el viaje del abandono era ya una realidad.
La amenaza se había materializado. Quizás Pisa, o Florencia, quién sabe; pero era un hecho, se había ido. Por un instante, recordó las últimas semanas: el desorden perturbador ocupando toda la casa, no se levantaba de la cama, no le dirigía la palabra, ni se alteró cuando la inquisición llamó de nuevo a la puerta. Callada, llorosa, con el rostro abatido.
Antes de iniciar su viaje, ha hecho pedazos los dibujos iniciales de su primer telescopio, los bocetos y la maqueta, confeccionada en madera, arden en la chimenea, pero es tarde para cambiar las cosas, para rescatarlos de las llamas. Ya no estaba y él nunca sabría, si lo había abandonado por su condición de hereje o porque envenenada de celos, no soportaba su manera de mirar la luna durante horas. Tampoco estuvo muy acertado anoche cuando le dijo que la tierra era el centro del universo y no ella.

Colaboración mensual en la web ENTC, la web del microrrelato.

domingo, 25 de junio de 2017

Súper desamor

Uno no es consciente de sus poderes de golpe, se encuentran poco a poco, ese fue mi caso y los descubrí todos, gracias a ella, lo de la kryptonita fue posterior.

La misma noche que la conocí, me enamoré. Recuerdo aquella fiesta de disfraces de la escuela secundaria. La incesante lluvia y su traje neumático ajustado. Bajé rápido las escaleras para abrirle la puerta del coche, le arrojé la capa a su paso, en varias ocasiones, para que no manchara sus zapatos y pudiera pisar sobre los charcos.
La acompañé a casa y esperé hasta que abrieron la puerta. Las siguientes semanas fuimos inseparables y descubrí la fuerza heladora de mi aliento enfriando sus bebidas y el súper beso amnesia, al chocar nuestros labios. La telequinesis, apareció al mismo tiempo que la telepatía, cuando comprobé que podía leer sus pensamientos. Ocurrió aquella noche, que deseó la luna y se la acerqué a la terraza. Que mi vista atravesaba los objetos sucedió, para mi desgracia, la tarde que ella se metió en el baño de las chicas con el joven Luthor, la misma tarde que también levanté los brazos, en un gesto de rabia, apreté los puños y eché a volar.

Relato presentado en la web de ENTC colaboración mensual.

sábado, 10 de junio de 2017

Manual para la reencarnación- Manuel Montesinos

Tírame con la urna bien cerrada que, con el tiempo, parezca parte del tesoro pirata de un bergantín hundido a cañonazos. No las esparzas al aire, como todo el mundo, que luego será difícil encontrarse con el alma y puede provocarnos extraños trastornos de personalidad. 

Ese es mi deseo. Mete algunas monedas, nunca se sabe si tendremos que dar propina para que nos dejen entrar juntos al otro lado y fotos besándonos. Tenemos muchas. Cuando te llegue el turno, deja escrito que hagan lo mismo con tu cuerpo, el resto lo harán las olas, los peces y las corrientes marinas.


Relato finalista en el concurso de micros del programa de Radio Nacional R$ wonderland

viernes, 2 de junio de 2017

Amor que callo (Finalista en wonderland)

El día que una ola rompa sus caderas al ritmo de reggaetón, bajo la mirada húmeda de los mulatos, quizás entonces se lo diga. El día que mi sombra me devuelva el golpe para despertar de estos monólogos etílicos que me tumban y donde la ficción la interpretan personajes reales que observo desde mi ventana, quizás entonces se lo diga. 
Cuando no escriba para vengarme, cuando por fin gane una pelea en el callejón y me miren con respeto. El día que me falten fracasos, entonces y sólo entonces, me acercaré a ella y pediré que caigan gominolas del cielo.

Relato finalista en el concurso de Wonderland en mayo de 2017, podéis ver al ganador y el resto de finalistas en wonderland.

miércoles, 26 de abril de 2017

FETICHES

Un traje de buzo del siglo XIX, utilizado en varias escenas de 20.000 leguas de viaje submarino del que sólo se conservaba, en buen estado, la escafandra esférica de metal.
Una muñeca imitación perfecta, a escala real, de la niña de El Exorcista, la pequeña Regan, con la cabeza completamente del revés vomitando el mal que la aflige.


La silla de Emmanuel en la que, en más de una ocasión, se hubiera masturbado de haber sentido tieso el mimbre y la pastilla de jabón, que compró finalmente en el anticuario porque la mantequilla, ni siquiera la francesa, dura tanto tiempo.

Apuesta para la primera fase del concurso de ENTC la Copa

viernes, 21 de abril de 2017

Perseverancia

Como todos, ella también había sido persona antes que víctima. Había disfrutado de una vida feliz a ratos. Nadie la maltrató en su infancia y recibió una educación basada en los principios que acompañan al ser humano por el hecho de serlo. Aprendió pronto que leer le apasionaba y más aún contar historias y escribirlas.

Consiguió lápices y pequeñas libretas en la escuela donde comenzó a relatar las curiosas vidas de sus familiares, pero los soldados se lo prohibieron.

Año después, con una vieja máquina de escribir, llenó papeles de historias de su país, de su mundo y de otros mundos que descubrió entre los libros. Había héroes y villanos, locos enamorados y amantes despechados, pero la guerra destruyó su casa y sus manuscritos quedaron convertidos en cenizas.

En el hospital donde fue atendida durante meses le permitieron usar un ordenador. Internet, redes sociales, escribir y guardar sus cuentos, pero los cortes de electricidad y el fuego amigo terminaron con todo.


Ha pasado el tiempo, y cada mañana, se levanta, sale de su maltrecha tienda y con la espalda apoyada en la alambrada dicta despacio nuevas historias a una voluntaria que ayer recogía en su nombre un prestigioso premio literario. 

Nuestra participación en la web ENTC (Esta Noche Te Cuento). Tema escritores y/o sus personajes 

domingo, 9 de abril de 2017

La intensa atracción de lo cotidiano

Sólo le quedaba un cigarrillo y se lo fumaría después de hacerle el amor por última vez. Dejaría ambas cosas al mismo tiempo, lo tenía decidido. Su adicción al tabaco la sustituiría por los parches de nicotina y el deporte. A ella por su nueva y joven amante con la que el sexo no era ni fatigoso, ni arrastrado, ni como el café con leche de todas las mañanas con dos terrones de azúcar.

El sonido de la llave abriendo la puerta, los gritos de los niños y el “hola cariño, ayúdame con las bolsas” lo sobresaltaron y sin pensarlo dos veces encendió el pitillo.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Contamíname

Se asomó sola por la escotilla para ver amanecer sin el equipo de seguridad. Era consciente del riesgo que corría su vida si salía del búnker, pero necesitaba sentir en su rostro una mínima brisa, aunque ésta, estuviera cargada de millones de partículas de alto poder destructivo.

No quería perderse el espectáculo de la última salida del sol cuyos rayos, como habían pronosticado los informativos antes del apagón, debían ser ya un potente arsenal radiactivo. Y sobre todo, como todos los días anteriores a la catástrofe, necesitaba comprobar el estado de su amor, al que con toda seguridad, la explosión le cogió haciendo sus malabares al pie del semáforo.

sábado, 14 de enero de 2017

La hora del Té


Si la hubieran traído antes. No debieron dejarlo para cuando creciera, eso ya ha sucedido y todo sigue igual o peor. Se pierde detrás de cualquier conejo blanco y ayer casi se cae de cabeza al pozo.

Almacena botes de mermelada vacíos, confunde al jardinero con un sombrerero loco con el que fornica en cada rincón a la vista de cualquiera. Cree que se hace pequeña cuando en verdad está más gorda cada día, así nunca podrá pasar por la puerta y acabará ahogándose en sus propias lágrimas. A mí me llama Reina Blanca, cuando en verdad soy La Roja.

Finalista en wonderland, seguimos caminando..Con este micro hemos quedado finalistas del programa wonderland de Radio Nacional 4.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Inocentes e hijos de puta Diciembre ENTC

A ver los papeles, le requirió dentro del vagón del metro.

“Tenía que haber ido andando, todos me  lo advirtieron”

Claro que sí, en la calle la gente ignora a la gente. Habrías pasado inadvertida también para ellos. Tenías que caminar, para otra, si sales de esta, ya lo sabes.

Revolvió el bolso fingiendo buscar una documentación que no existía pero, por un instante, imaginó que aparecía milagrosamente, entre el bote de henna negra  y el uniforme de la empresa donde limpiaba por un salario de mierda.

¿Cuánto tiempo llevas aquí? Yo puedo conseguirte  un visado.

“No sé qué decir. Mejor solo le sonrío y le doy el pasaporte”

Error. Si haces eso estás perdida. Jamás te lo devolverán.

Cogió el pasaporte y  la agarró por el brazo.

Tú te vienes conmigo, una morena como tú con esos ojazos y esas tetas  me hará de oro haciendo la calle  y le puso una navaja que ya le pinchaba los riñones.

Lo ves, te lo advertí, ahora está violento. Las mafias actúan así. Desaparecerás entre la muchedumbre porque la muchedumbre, nunca hace nada  y solo  queda esperar que no encuentren tu cadáver en la Casa de Campo.

Toca esta noche te cuento y la inmigración ufff mucha tela, mucho cabrón suelto y que conste que quería escribir un final feliz pero hay tanto hp que me es imposible. Casi un caso real cualquier tarde de estas. Es lo que hay.!!! Un relato a varias voces

miércoles, 7 de diciembre de 2016

La imaginación produce monstruos

De un certero bocado le arrebató el pincel y de paso, se llevó media mano entre sus fauces sanguinolentas. Había escapado del lienzo y se mantenía agazapado en una esquina del estudio. 

Le crecía el pelo por segundos, aumentó su masa corporal y desde sus amarillentos ojos lanzó una mirada amenazante. Ocultó su rostro entre las garras afiladas y antes de que atacara de nuevo el pintor, con la otra mano, borró la luna llena del paisaje.

martes, 22 de noviembre de 2016

El Padrino

No era el mar pero se le parecía. La enorme masa de agua se extendía hasta el bosque infinito. El viento levantaba olas diminutas que rompían en el hormigón del muro levantando espuma de agua dulce. Al otro lado, el abismo de la presa por la que, a una orden suya, empezó a salir el agua a borbotones. 

No eran las Cataratas del Niágara pero se le parecían. Bajó la cabeza y el matón me vendó los ojos. Escuché el chasquido de sus dedos y sentí de inmediato el frío tacto del cañón de una pistola en la nuca. Parecía un beso pero era una sentencia.

viernes, 28 de octubre de 2016

Santos Inocentes


Madre quedó pronto viuda.  A mi padre lo arrasó un tractor sembrando el terror entre los bancales y  quedó semienterrado de tal forma-mágica dirían los vecinos- que no pudo extraerse el cuerpo.

El párroco decidió echar tierra sobre él y clavar una cruz. Dejó  mujer e hija y una deuda con el terrateniente que además era ministro de no sé qué.

De la noche a la mañana dedicó la finca a la caza. Madre quedó de guardesa y haciendo grandes peroles de migas para los de la capital, que venían a tirarle al corzo.

El ministro, siempre que aparecía, llevaba a Madre a su habitación, decían que para regañarle, pero le echaba el brazo sobre los  hombros por el pasillo. Madre mostraba en su rostro la belleza pulida que dejan las horas a merced de los caprichos de la naturaleza.

La acusaron de furtiva, por matar dos conejos y volarle el sombrero con pluma a uno, un domingo de montería. Como castigo  nos llevaron a su casa en la ciudad.

Madre va a traerme una hermanita, mantenemos  la casa, cocinamos y limpiamos la escopeta del ministro que por accidente ayer, le estalló en la cara en su último disparo.

Relato para la web ENTC (Esta Noche Te Cuento) sobre el tema "La mujer Rural"

miércoles, 19 de octubre de 2016

Crimen Perfecto


Cuando se prendieron las cortinas de la cocina quedaron trozos de tela adheridos a su piel.
“Aparta la sábana joder”
—Intentó despegarlos, se arrancó parte del rostro entre gritos de dolor incandescentes.
“Esto lo deduce. Ella no se quejaba. Era fuerte. Si lo sabré yo.”
—Los vecinos que pudieron salvarse del incendio hablan de una explosión posterior y su cuerpo cayendo al vacío. Todo apunta a un accidente doméstico.
“¿Los vecinos? Cobardes, nunca se atrevieron a pararme los pies.”
— ¿Recuerda algún rasgo personal? ¿Alguna cicatriz? ¿Lunares?
“No recuerdo nada, jamás me fijé en ella de ese modo.” “Vamos dilo de una maldita vez”

—¿Puede usted reconocer el cadáver?

martes, 11 de octubre de 2016

Cosas que hacer en domingo

Poco antes de que los domingos fueran amargos y amaneciera, cada mañana, con el deseo de apagarme y la mirada enganchada en el infinito del mar, nuestra vida y nuestra idea de la muerte, eran muy distintas.
El efecto de las pastillas dura cada vez menos tiempo y doblo la dosis cuando suenan las sirenas que avisan la llegada de los barcos a puerto. Los vecinos me miran indulgentes, cómplices de mi locura que no quiere admitir  la evidencia del naufragio.
Prefiero hablar con ellos de cosas imposibles, de lo que les pondré de cenar o lo que haremos el lunes que libran, y al anochecer regreso.
Apuestas REC semana no sé cuál.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Psicoterapeutas. Finalista semanal en REC


El lápiz con el que ella, cada mañana, se lo dibujaba entre lágrimas, en su consulta, un ser a veces sin cabeza, otras sin manos y siempre escondido bajo su cama fue interpretado  como un fetiche al que se agarraba con fuerza en cada trazo para transferirle sus miedos. Había odios reprimidos y un trastorno excéntrico difícil de valorar, especialmente cuando lo utilizaba para autolesionarse.


El mismo lápiz del que nunca se separó y que pasado el tiempo, utilizaba con la punta muy afilada para pinchar a sus pacientes varones, despertarlos y sacarlos del trance del diván.

Este microrrelato ha sido finalista semana en Relatos en Cadena de la Ser. Vamos por la cuarta ocasión en finales. 

Puedes escuchar el podcast en este enlace hacia el minuto 31:00 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Celos Profesionales, Finalista en Wonderland

Aquel diminuto ser  tenía las patas manchadas de sangre. Insistía en su inocencia,  pero a vista de microscopio distinguimos fragmentos de piel y pelo de la mujer barbuda que apareció muerta y rapada.

 En sus antenas excitadas, se localizaron restos del  tejido que había unido desde su nacimiento a las hermanas siamesas ahora, en paradero desconocido y entre su palpo labial se detectaron por láser despojos y fibras de pluma del pollo sin cabeza.

El circo tuvo que cerrar el mismo día de la inauguración en nuestro pueblo y sobre el hombre pulga recayó todo el peso de la ley.

Puedes ver el micro ganador y el resto de finalistas en la web de Wonderland de RTV5

viernes, 12 de agosto de 2016

Mundo interior

Suena el disparo y me sitúo en los puestos de cabeza. Mantengo el ritmo. En cada zancada siento la textura del terreno, la dureza del asfalto. Una  respiración cercana me persigue y detecto la pronación en su mirada.

Comienza a llover, un agua tibia, agradecida. El trazo de mi pisada queda grabado en la moldeable arcilla de la que surgen, burbujas de oxígeno de algún insecto, que intenta llamar la atención para no morir aplastado.

Comprimo el empeine y los músculos extensores hasta conseguir, de nuevo, una pisada regular que soporta bien las vibraciones que emiten las maderas del puente que cruzamos.

Evito algunos restos de dietas disociadas mal asimiladas, y rostros pálidos tendidos de cúbito supino con la mirada desgastada y el ritmo a la deriva.

En el barrio antiguo sorteo los cuerpos que  resbalan y  dejan codos y rodillas tatuadas o trozos de piel de atleta, hecha fósil, sobre los adoquines milenarios. En la última cuesta tenso con fuerza el pie y marco bien el talón para evitar la onda de choque.

Cuando rompo la cinta, lo primero que hago es mirarlas. Me gustan mis nuevas zapatillas.

NOTA: Relato para la web ENTC (Esta Noche te cuento)

viernes, 29 de julio de 2016

Una Noche Clochard y otros relatos en Revista Zoque núm 12.


Una tercera oportunidad que me brinda la generosidad de la Revista Zoque para publicar algunos de mis micros. Esta vez, acompañado de reconocidos microrrelatistas, ganadores de casi todo, finalistas de más aún y con un toque en su escritura de enganche o como se dice ahora con egagement. Ellos dicen mucho de mí por poder estar junto a ellos.
Gracias una vez más a Zoque y a su labor impagable en estos mundos que vivimos y por supuesto a jeferson Lorenzato el ilustrador que me acompaña en la siguiente página.

Podéis ver la revista completa en este enlace

En este número publicamos :
Golpe de tos



jueves, 30 de junio de 2016

Turismo Activo

Los muertos que vagamos por los fondos marinos somos personas normales que intentan llevar un retiro tranquilo. Con un ojo abierto a la vida y el otro, tapado por un parche, a la muerte, nos esforzamos en  vencer al sueño y evitar que las mareas nos arrastren donde somos vulnerables a las fauces de los monstruos abisales, o blanco de la  venganza de las tortugas que, en otro tiempo, desmembrábamos y comíamos a la sal en  la cubierta de algún balandro jamaicano.
Firmes, con la pata de palo- el que la conserva- bien clavada en la arena marina, y parapetados tras un cascarón hundido que aún sepulta tesoros, esperamos pacientes, cada día, su llegada.
Hoy adivinamos una gala divertida. Una ceremonia de boda donde pasan al novio por la quilla, a la novia la suben en volandas al palo mayor y finalmente, tras jurarse amor eterno con una mano en la botella de ron y la otra en la Biblia, son empujados hasta el borde de la tabla por el sable de un nativo hasta arrojarlos al mar envueltos en sus neoprenos.

Agazapados, esperamos que en la caída los anillos, ocultos en una ostra, salgan disparados y aumenten nuestro botín.


Relato para ENTC (Esta Noche Te Cuento) Tema los Océanos.