viernes, 30 de enero de 2015

Tentación

Cuando se presiente la alborada y los pies se resisten entumecidos a posarse sobre el escarchado suelo en la fría e inexpugnable celda,  los muros, custodios de la vigilia y el recogimiento, conservan el eco de un silencio tenaz y son testigos de mi pecado. A esa hora en que el alma se aproxima a la orilla del sueño,  me causa dolor tan fiero el lamento de mi conciencia que no calma el rezo, ni la mordaza de mi voluntad.  No sanan los estigmas que cubren mi pecho, ni tornan en luz, las tinieblas que nacen de las movedizas paredes del pensamiento, donde han tomado refugio, diablos y monstruos de obcecada bestialidad que me atormentan.

Puedo escuchar el ruido de mis venas, sentir mi piel erizada, pese al calor y al efecto sedante de mis dedos que, noche tras noche, desde que me dejé vencer por los espectros, viajan y ruedan por mi cuerpo, como cuentas de rosario, hasta penetrar y abandonarse en los secretos de mi morada, donde consiento, el rapto de mi castidad y mi honestidad diluente, emboscada por el arbitrario y excesivo deseo que me dispensa la satisfacción de un inefable consuelo.

Nota:Relato mensual Enero para la web ENTC (Esta noche te cuento).
Tema mensual: "...…V Centenario de Santa teresa, usando uno de sus versos de su poema:
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.